NO AL ABORTO, SÍ A LA VIDA

El aborto es la abominación más grande que existe en el mundo. Es un ataque directo hacia Dios.

No existe justificación alguna que apoye el aborto, ya que pensar en eliminar la vida de un ser tan indefenso como lo es un niño, es el acto más cruel, cobarde e inhumano que puede haber.

Un acto de semejante envergadura nunca trae buenas consecuencias. No te libra del problema, lo empeora más porque ya no sólo eres una víctima de una violación, por ejemplo, ahora serás la asesina de un ser que no tiene nada que ver en lo ocurrido. 

El ser que se crea mediante una violación es un tercer individuo que no tiene culpa alguna de los actos de sus padres. Merece vivir, merece respeto y merece que su madre no lo desampare. Que su madre lo ame porque es SU HIJO pese a las circunstancias. 

Uno de los pecados más grandes cometidos hacia Dios es el aborto.

Un embarazo no deseado o no planificado no es un problema, es una bendición porque eso son los niños que vienen al mundo, sólo bendiciones. 

No abortes, no mates, no seas peor que quien te violó porque matar a tu hijo te pondrá en un lugar más bajo que el agresor.

Abortar no es ir a que te quiten un tumor, un lunar, es ir a que le quiten la vida a tu hijo con TU AUTORIZACIÓN. 

Saldrás vacía, ya no podrás volver atrás y ese asesinato de ese ser indefenso te perseguirá por el resto de tu vida.




EL CASTIGO POR EL PECADO DEL ABORTO